MINERÍA
Minería: «Hay que elegir, estamos a favor de la revolución verde o estamos en contra de la minería» dijo Kulfas.
Kulfas puso el foco en una agenda energética de mediano plazo que tiene como prioridad la transición hacia la movilidad eléctrica y la apuesta por la minería, en especial el litio, como parte del desarrollo de la cadena de valor necesaria para insertarse en esa revolución verde.
La agenda energética se vio dominada en los últimos meses por el aumento en el precio de los combustibles, los cortes de ruta en Vaca Muerta y el debate sobre qué hacer con las tarifas de los servicios públicos de gas y electricidad. Esas discusiones, muchas veces espasmódicas y desordenadas por la falta de cohesión interna dentro del Frente de Todos, dominan el debate y la política la mayoría de las veces no puede escapar de ese cortoplacismo. Sin embargo, existen algunos vórtices dentro del Ejecutivo que intentan canalizar una agenda energética diferente. Esa otra agenda tiene como prioridad la transición hacia la movilidad eléctrica y la apuesta a la minería, en especial el litio, como parte del desarrollo de la cadena de valor necesaria para insertarse en esa revolución verde.
El ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, quien el año pasado dejó de tener bajo su órbita la cartera energética es, paradójicamente, el responsable principal de avanzar con ese conjunto de temas que recién dará frutos a mediados de esta década y sobre todo en la próxima. En diálogo con TRAMA, el funcionario analizó las posibilidades de Argentina y dejó en claro que el objetivo es desarrollar una cadena de valor para no quedar como un mero receptor y adaptador pasivo de tecnología diseñada en otros países. «Pensamos que tenemos todos los elementos para que Argentina pueda ser la gran fábrica de América del Sur de baterías de litio y de algunos formatos de vehículos eléctricos, en particular vehículos de pasajeros», aseguró.
–El gobernador de Chubut intentó habilitar la explotación minera en la provincia y la resistencia de grupos ambientalistas una vez más frustró esa posibilidad, pese a que la intención era autorizar un proyecto lejos de las zonas de mayor conflicto. ¿Qué evaluación hace de lo ocurrido?
-La decisión de explotar o no la minería depende de las provincias, que son las propietarias de esos recursos. Lo que nosotros apoyamos desde nuestro lugar es que la minería se desarrolle bajo los preceptos de sustentabilidad ambiental y desarrollo inclusivo en términos productivos y de cadena de valor. El caso de Chubut ha sido paradigmático, porque las típicas críticas a la minería tenían que ver con la preocupación por las áreas de glaciares y con el uso del cianuro, que suele ser un elemento demonizado, pero el proyecto que se estaba discutiendo no utilizaba cianuro y no afectaba ningún tipo de glaciar porque está en la meseta chubutense. Aun así generó resistencias porque existe un activismo que no tiene una base científica sino que simplemente se limita a impugnar cualquier tipo de actividad minera. Nosotros lo que queremos destacar es la importancia de generar un buen marco de discusión social, con base científica. Por eso desde el inicio de la gestión hemos lanzado el Plan Estratégico de Desarrollo Minero y hemos convocado a todos los sectores, empresas productoras, sindicatos, académicos y, por supuesto, grupos ambientalistas porque también nosotros lo somos. Queremos un desarrollo más armónico y la minería es un aliado ineludible de la estrategia de reconversión ambiental. Hay que ser muy claros: o estamos a favor de la revolución verde o estamos en contra de la minería. Las dos opciones no son posibles.
-¿Cuál es el aporte de la minería a la revolución verde?
-Un auto eléctrico necesita entre cinco y seis veces más cobre que un auto convencional. Además, requiere litio, que es el principal insumo de las baterías que van a utilizar los autos eléctricos y que emplea la gran mayoría de los productos electrónicos que usamos en nuestra vida cotidiana. Ningún ser humano prescinde hoy de estos minerales y no podría hacerlo ni aunque lo deseara. La realidad es que el mundo avanza hacia una revolución verde que va a ser trascendental para la humanidad y que va a implicar, por ejemplo, cambiar los vehículos que hoy generan emisiones contaminantes por otros que no van a generar contaminación ya que van a funcionar con baterías eléctricas. Al mismo tiempo, esos nuevos vehículos van a generar una clara mejora en la vida urbana porque no producen ruido ni contaminan. Ese proceso, que es fundamental, y que va a transformar la vida cotidiana y la producción en todo el mundo durante esta década y sobre todo en la que viene, requiere minería. Entonces, ahí hay que ser muy claros y en todo caso decir algo con lo que estamos de acuerdo: «hagamos minería y hagámosla bien». Tengamos todos los mecanismos de control, control tecnológico, ambiental y social. De esa manera vamos a poder desarrollar una minería que va a ser fundamental y protagonista de esta revolución verde.
-¿Qué proyección tienen sobre el desarrollo de la actividad minera en los próximos años?
-Tenemos muy buenas perspectivas. Estamos conversando todas las semanas con diferentes inversores en proyectos de litio, de cobre y de oro. Hay mucho interés por Argentina. Es un país con una geografía especial para la minería.
–Argentina tiene la segunda reserva de litio más grande del mundo, pero solo hay dos proyectos que se encuentran en producción comercial y algún otro en construcción, ¿cómo se puede hacer para pegar el salto en este sector?
-Es cierto, hoy son pocos los proyectos que están en producción, pero ya hay cerca de 20 proyectos que están en análisis o en proceso de fase de exploración y prefactibilidad. Por eso pensamos que esta va a ser una década de mucho crecimiento de la inversión en minería de litio.
–¿Cuántas minas de carbonato de litio prevén que podría llegar a haber en actividad en los próximos años?
-Creemos que entre 20 y 25 proyectos de litio son los que pueden estar activos y generando una producción significativa.
-¿En qué período?
-Desde acá hasta mediados de esta década, sobre todo a medida que se vayan confirmando las previsiones que estamos viendo: que la movilidad eléctrica está despegando y que el litio se sigue consolidando como el principal insumo de este tipo de baterías.
-¿Qué función cumple la mesa del litio que armaron con las provincias productoras?
-Esa mesa tiene como objetivo coordinar políticas. El recurso es de las provincias, pero cuando hablamos de agregar valor y desarrollar la cadena de la movilidad sustentable está claro que eso excede completamente el ámbito de las provincias. Necesitan un acompañamiento de la política nacional, leyes nacionales y promoción de inversiones. En esa mesa hay un consenso absoluto sobre la necesidad de potenciar el desarrollo del recurso, lo cual es muy bueno porque estamos hablando de gobernadores que responden a distintas fuerzas políticas.
–¿Se puede pasar del extractivismo a la producción de baterías de litio?
-Sí, pero primero quiero hacer una aclaración sobre el concepto de extractivismo. Si bien la actividad minera es una actividad extractiva, igual que el petróleo y el gas, yo llamo extractivismo a esa actividad que consiste en extraer un recurso natural sin ningún tipo de agregado de valor, sin desarrollo de proveedores locales ni beneficio para las comunidades. Si esa actividad minera, petrolera o gasífera se hace con mayores proveedores nacionales, de equipamiento, de tecnología, de ingeniería o agregándole valor con posterioridad, no lo llamo extractivismo sino una actividad extractiva que genera un entramado, un clúster productivo o tecnológico. En el caso del litio, el gran desafío que tenemos hoy es utilizarlo como un puntal para que Argentina se consolide como un proveedor de toda la cadena de electromovilidad.
-¿Y es posible lograr eso?
-Sin duda, porque Argentina, a diferencia de otros países, además de tener el litio, tiene una industria automotriz activa, con muchos años de historia; tiene conocimiento acumulado, empleados calificados con experiencia en el sector y una red autopartista que, a pesar de los golpes que ha sufrido, está de pie y está produciendo muy bien; tiene una industria química que es central para el desarrollo de la industria del litio y la electromovilidad, y hay interés de inversores nacionales e internacionales para avanzar con el desarrollo de la movilidad sustentable. Además, Argentina cuenta con una red de ciencia y tecnología que no está tan presente en otros países de la región. Tiene un instituto del litio, universidades con buenos estudios aplicados e investigadores que en los últimos años han generado una red de conocimientos que con un proyecto en curso van a poder aplicar. Pensamos que tenemos todos los elementos para que Argentina pueda ser la gran fábrica de América del Sur de baterías de litio y de algunos formatos de vehículos eléctricos, en particular vehículos de pasajeros.
“El avance de la electromovilidad va a ser una oportunidad espectacular para repensar el sistema de subsidios al transporte que hay en Argentina»
–Paul Graves, CEO de Livent, subsidiaria de la estadounidense FMC, que explota el proyecto Fénix en Catamarca, remarcó en un seminario reciente que solo China, Japón y Corea del Sur fabrican baterías y que Australia y Chile fallaron cuando se lo propusieron.
-Argentina debe tener planes entendiendo el lugar que los países de la periferia ocupan en este tipo de desarrollos. Somos un país que a lo largo de su historia ha mostrado avances importantes en algunas tecnologías. En otras hemos tenido mayores dificultades y en otras ni siquiera se ha hecho una apuesta. Si pretendemos discutir renta schumpeteriana con Alemania, China o Japón vamos a estar en dificultades. Ahora bien, si queremos entrar en determinados nichos incorporando tecnología ya desarrollada con aplicaciones específicas y los aportes que pueda hacer la red tecnológica nacional y la red productiva nacional, entonces tenemos un espacio para disputar. Probablemente el CEO de Livent lo dijo con la mejor buena fe hablando de lo desafiante que significa esto. Yo creo, además, que estamos entrando en una etapa distinta porque ahora se viene de lleno la producción a nivel internacional. En la segunda mitad de esta década y sobre todo en la década que viene va a haber un recambio exponencial de unidades de vehículos que funcionan a combustible fósil por vehículos de movilidad sustentable. Si Argentina logra adquirir las capacidades como para producir movilidad sustentable, puede aprovechar las innovaciones que se van a ir produciendo. Toda revolución tecnológica se sabe dónde arranca, pero no se sabe dónde termina. Con una red productiva y tecnológica, tenemos muchísimas más chances de ocupar algún rol dentro de esa cadena productiva e innovativa que si nos quedamos como meros adaptadores y receptores de tecnologías que se desarrollan en otros países. Esto ya lo hemos vivido y es peor aún en un escenario en el que seguir avanzando para estructurar un proyecto de inversión.
-¿Este año prevén aprobar la ley de electromovilidad?
-Tenemos un proyecto de ley prácticamente terminado y esperamos poder mandar al Congreso entre mayo y junio. Ese es el marco legal fundamental. Es lo que va a dar beneficios específicos y también certidumbre con respecto al desarrollo de estas inversiones.
-¿La ley va a otorgar beneficios fiscales?
-El proyecto prevé beneficios fiscales a la fabricación y a la compra de vehículos eléctricos de pasajeros nacionales y contempla la creación de un fondo que financie buena parte de esas inversiones, sobre todo lo que tiene que ver con investigación y desarrollo. También prevé la creación del Instituto de la Electromovilidad, donde se incorpore al sector privado, universidades, al Ministerio de Ciencia y Tecnología y a todo el entramado de investigación y desarrollo como para estar acompañando el desarrollo de la industria y generando también innovaciones. Por donde se lo mire, es un proyecto virtuoso porque hace un aporte positivo al medio ambiente y es un proyecto industrial que va a crear muchísimo empleo y desarrollo tecnológico. Además, apunta a generar un resultado positivo en la balanza de pagos, tanto por la minería de litio como por el desarrollo de baterías y vehículos finales. Es un proyecto virtuoso y esperamos que logre un acompañamiento masivo.
«Tenemos todos los elementos para que Argentina pueda ser la gran fábrica de América del Sur de baterías de litio y de algunos formatos de vehículos eléctricos»
-¿Se está planificando la distribución de electricidad para el parque automotor?
-Es un tema que habrá que trabajar de manera paralela para que podamos tener una red de abastecimiento. Nosotros pensamos que es bueno empezar con los vehículos de pasajeros porque es más sencillo. Son vehículos que tienen autonomía para estar recorriendo todo el día una ciudad y a la noche cargan la batería en la terminal. Después hay una discusión más profunda que tiene que ver con el desarrollo de vehículos particulares. El desafío en el mediano plazo es tratar de lograr que todo el sector automotor argentino pueda, de a poco, ir generando modelos eléctricos.
-¿Les van a fijar exigencias a las empresas de colectivos para que vayan reemplazando sus unidades actuales por vehículos eléctricos?
-Sí, tenemos previsto poner metas concretas de reconversión de las flotas de colectivos. Creemos, además, que el avance de la electromovilidad va a ser una oportunidad espectacular para repensar el sistema de subsidios al transporte que hay en Argentina, porque son vehículos que requieren menor costo de mantenimiento y tienen una batería que ahora suele durar entre ocho y diez años, y tal vez mejore en el futuro. Eso va a derivar en un mecanismo distinto del uso de los subsidios al transporte.
-¿Tienen estimada cuánta energía podría demandar un parque automotor eléctrico, primero de autobuses y luego de vehículos particulares? Lo pregunto porque algunos países van a dejar de fabricar autos de combustión fósil en 2030.
-Los cálculos todavía son preliminares porque estamos hablando de una fase embrionaria, pero nuestra proyección es que el parque de generación es perfectamente compatible con un posible crecimiento de la demanda, y en caso de que fuera necesario ampliarlo, creemos que hay un montón de alternativas para que Argentina lo haga a lo largo de esta década y la que viene. Incluso lo puede ir combinando con una mayor presencia a futuro de energías renovables, pues ahí lograríamos un ciclo completo totalmente verde. De todos modos, es importante tener en claro que son procesos que llevan tiempo.
-¿El congelamiento tarifario y las restricciones presupuestarias para incrementar subsidios pueden afectar las inversiones y condicionar esta agenda de migración hacia la movilidad eléctrica?
-Esa es otra discusión que tiene que ver específicamente con el escenario de tarifas. Pensamos que tiene que haber una segmentación. Carece de sentido seguir subsidiando a sectores de altos ingresos. Hay que concentrar la masa de subsidios en los sectores de menores recursos porque los últimos dos años del gobierno de Macri y la emergencia del coronavirus provocaron mayores dificultades y aumento de la pobreza. Hay que tener especial cuidado con ese sector e ir retirando parte de esos subsidios cuando la gente comience a recuperar ingresos, pero carece absolutamente de sentido que existan subsidios a los sectores de mayores ingresos.
Fuente: Econojournal