RECURSOS
Tierra del Fuego: El 55% de la merluza negra que trajo el Tai An es juvenil
En medio de la preocupación creciente por la conservación de especies marinas en el Atlántico Sur, se ha revelado un preocupante descubrimiento: el 55% de la merluza negra capturada por el barco Tai An corresponde a individuos juveniles. Este hallazgo resalta la gravedad de la situación y la urgente necesidad de tomar medidas para proteger esta especie amenazada.
La merluza negra (Dissostichus eleginoides) es una especie altamente codiciada por la industria pesquera debido a su valor comercial y su demanda en el mercado internacional. Sin embargo, su explotación descontrolada ha llevado a una disminución alarmante de las poblaciones, poniendo en riesgo la sostenibilidad de la especie y el equilibrio ecológico en el océano.
El informe reciente sobre la captura del Tai An, un buque pesquero operando en aguas del Atlántico Sur, revela que más de la mitad de la merluza negra capturada es juvenil. Este dato es especialmente preocupante, ya que los individuos juveniles son fundamentales para el mantenimiento y la recuperación de las poblaciones.
Expertos en recursos naturales ictícolas advierten que la captura de merluza negra juvenil pone en riesgo la viabilidad reproductiva de la especie y compromete su capacidad para recuperarse. Además, la pesca indiscriminada de individuos jóvenes reduce las posibilidades de que alcancen la edad adulta y contribuyan al ciclo reproductivo, lo que podría tener consecuencias devastadoras para el ecosistema marino en su conjunto.
Consecuencias y llamado a la acción:
La depredación desmedida de especies protegidas como la merluza negra en el Atlántico Sur no solo amenaza la biodiversidad marina, sino también la subsistencia de las comunidades que dependen de estos recursos. Es imperativo que las autoridades gubernamentales y las organizaciones internacionales refuercen las regulaciones pesqueras y establezcan medidas de conservación efectivas para proteger a esta especie vulnerable.
El llamado a la acción es urgente: se necesitan políticas pesqueras más estrictas, monitoreo continuo de las actividades pesqueras y cooperación internacional para garantizar la supervivencia a largo plazo de la merluza negra y otras especies amenazadas en el Atlántico Sur.
Las autoridades pesqueras están en conocimiento de que el barco Tai An se encontraba en flagrante violación a la Ley de Pesca, al menos, desde el 8 de marzo cuando las empresas lo denunciaron. Hoy, cuando el caso ha tomado estado público y ya todos saben que de las 163 toneladas de merluza negra más de la mitad está compuesta por juveniles y que puede constituirse en un escándalo a nivel internacional, el subsecretario de Pesca, Juan Manuel López Cazorla, dice que le caerá “todo el peso de la ley”. La fiscalización de la descarga continuará durante el día de hoy; los abogados todavía no definieron la sanción, pero ya se definió que, por el momento, el buque no podrá volver a salir y que Prodesur no podrá exportar la mercadería, que se destruirá o se subastará.
“Los ejemplares adultos enteros de merluza negra no deben tener una longitud inferior a los 82 centímetros, a los efectos de no considerarlos como ejemplares juveniles” señala la normativa vigente y en informes del INIDEP que sirvieron de base para calcular el tamaño del ejemplar cuando ha pasado por un proceso de H&G (sin cabeza y sin cola) se indica que “el tronco representa aproximadamente entre el 52% y el 53% de la longitud de la merluza negra entera y se puede asumir que los troncos con longitudes inferiores a los 43 centímetros, pertenecen a ejemplares de menos de 82 centímetros de longitud total”, por ende se trata de juveniles.
El buque Tai An declaró una captura total de merluza negra de 163 toneladas de las cuales 90 toneladas corresponden a juveniles. En número de ejemplares la cifra podrá resultar más escalofriante aún, pero para comprobarlo habrá que esperar el análisis exhaustivo de los investigadores del INIDEP, quienes podrán medir el impacto que esta matanza pudo tener en una población vulnerable.
Se trata de 90 toneladas de merluza negra que no llegó a reproducirse ni una sola vez, lo que en especies de este tipo puede considerarse un crímen. El volumen del que estamos hablando permite inferir que no se trató de pesca incidental, como intenta justificar el presidente de la firma Prodesur, sino de pesca dirigida sobre una población de juveniles.
En las imágenes de la descarga que circularon, se ven varios ejemplares de entre 30 y 32 centímetros, medida que, según el cálculo realizado por el INIDEP en un Informe del año 2002, representa un largo total de merluza negra de 60,8 centímetros. Para troncos de 22 centímetros como se vieron ni siquiera existe un cálculo; comienzan por 24 centímetros que representan a un juvenil de 45,6 centímetros. De esto estuvo compuesta más de la mitad de la carga de merluza negra del Tai An.
Las autoridades pesqueras tomaron conocimiento de la depredación que estaba realizando el buque, supuestamente, el 8 de marzo, recién cuando las empresas tenedoras de cuota lo denunciaron. En ese momento tomaron vista de los partes de pesca que deben emitirse cada 72 horas y corroboraron que el barco ya llevaba capturadas 142 toneladas de merluza negra y que más de la mitad eran juveniles. El Subsecretario de Pesca decidió que el barco podía seguir pescando durante diez días más. Inadmisible.
Ayer comenzó la descarga del buque en el puerto de Ushuaia, hubo un gran despliegue y el trabajo es exhaustivo. Además de veedores de las empresas y funcionarios de fiscalización, participaron la Prefectura, SENASA y hasta el Subsecretario de Pesca. Solo se ha descargado una parte de la carga de merluza negra, hoy se descargará el volumen más grande y se espera que se determine la sanción que cabe aplicar.
Por lo pronto el propietario del buque, Lui Zhijiang, se sigue manejando como si no hubiera cometido ninguna infracción. De hecho, pretendía descargar la merluza negra en su planta y dar despacho a la pesca al Tai An hoy mismo. Ayer convocó a la tripulación de relevo e hizo combustible. Pero no podrá sacar la mercadería del barco y el despacho del buque fue revocado.
Por ser la merluza negra una especie protegida a nivel internacional, ya se ha definido que Prodesur SA no podrá exportar esta mercadería, no se le otorgará el Documento de Exportación de Merluza Negra (DCD) que certifica la captura legal, dado que la Argentina puede quedar marcada por la Comisión para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos y también podría afectar a quien compre el producto de esta pesca ilegal.
La situación es muy grave y Argentina deberá aplicar una sanción ejemplificadora para no destruir en un día el prestigio que ha conseguido en años de una administración responsable de los recursos. La empresa ya había ofertado parte de su carga y se conocieron chats de comercializadores que se alertaban por el peligro que podía implicar hacerse de ese producto.
“Tené cuidado, aparentemente es pesca ilegal” dice uno de los compradores, a lo que el otro responde: “Ofrecieron muy barata talla chica, a 23 mil dólares, dicen que tienen una licencia de China”. Si el caso no hubiera estallado mediáticamente a tiempo, la Argentina y las empresas que comercializan legalmente merluza negra hubieran quedado atrapadas en un grave problema.
La Ley contempla para estos casos una multa irrisoria de entre 1.000 y 3.000 UP (cada UP es equivalente a un litro de gasoil) lo que implicaría una suma de dos millones y medio de pesos como máximo y confiscar la mercadería; pero también está en manos de las autoridades aplicar una retención del barco en muelle por al menos sesenta días y hasta quitarle el permiso. Ayer, los abogados de la Subsecretaría estaban estudiando qué sanción le aplicarán. Respecto de la mercadería están evaluando si se destruye o si se realiza una subasta.
El subsecretario López Cazorla, que no está dispuesto a dar explicaciones, ayer a pie de muelle decía que “aplicará todo el peso de la ley”. Está por verse.
Conclusión:
La depredación de especies protegidas como la merluza negra representa una grave amenaza para el equilibrio ecológico y la sostenibilidad de los recursos naturales en el Atlántico Sur. Es responsabilidad de todos trabajar en conjunto para preservar estos ecosistemas marinos y asegurar un futuro sostenible para las generaciones venideras.
Fuente: revista puertos – bocadepozo
Por:bocadepozo