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GAS & PETROLEO

Golfo San jorge: Más del 10% del personal petrolero está contagiado o aislado.

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Los contactos estrechos afectan a los equipos. Hay peligro de que se paralicen algunos por los contagios, por lo que se evalúa interrumpir vacaciones.

La industria petrolera no escapa a la nueva realidad que provocó el Covid y ello lleva a que se monitoree diariamente la situación de las empresas. Según pudo saber El Patagónico, en la Cuenca del Golfo San Jorge se estima que más del 10% del personal de las empresas está contagiado o aislado por ser considerados contactos estrechos. Con este panorama, se evalúa si se les corta las licencias a los trabajadores que ya salieron. Es debido a que pueden quedar equipos parados.

El tema es recurrente entre los actores de la industria hidrocarburífera: preocupa que sigan escalando los casos y que las empresas se queden sin personal operativo.

Es verdad que la vacunación ha permitido que los equipos vuelvan a trabajar casi en su totalidad, pero ahora aparece un nuevo problema y es recibir la tercera dosis. Los únicos que han reforzado su esquema de vacunación en la Cuenca del Golfo San Jorge son los trabajadores considerados de riesgo, mientras que el grueso de los operarios recibió su segunda dosis en octubre o noviembre, por lo que deberán esperar un tiempo más para recibir su tercera vacuna contra el coronavirus.

“Esperamos que los trabajadores reciban la tercera dosis a fines de febrero o marzo”, consideraron.

MANTENER LOS PUESTOS DE TRABAJO

Luego de la paralización de los equipos durante 2020, en la Cuenca del Golfo San Jorge se trabaja para que la producción continúe recuperando. En los últimos meses de 2021, la actividad se mantuvo sin sobresaltos y casi no se habían detectado casos positivos. Sin embargo, esta nueva ola generó complicaciones. “Todos los actores estamos abocados a cuidar los puestos de trabajo. Hay miedo de perder el trabajo y se nota”, aseguraron desde la industria.

Otro de los problemas que deben enfrentar las empresas es la falta de turnos para testearse. “La mayoría debe ir a una entidad privada, pero hay demoras de hasta una o dos horas por la demanda”, subrayaron.

Más allá de la cantidad de contagios, la situación está lejos de compararse con lo que se vivió en los meses más duros de la pandemia. Es que entonces no estaba trabajando el personal de riesgo y había esquemas restringidos y disminuidos. Tampoco se podían utilizar los comedores; el personal pasaba desde su casa a su puesto de trabajo y viceversa. La base permanecía vacía y había ocasiones en las que no se veía al personal durante meses. Eso ha cambiado ya que la vacunación permitió que los trabajadores pudieran desempeñarse de una manera rutinaria,respetando los protocolos.

Fuente: El patagónico.net

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