ANÁLISIS Y OPINIONES
Radar Inglés en TDF: «La indignación de los combatientes es tremenda, jamás nos imaginamos semejante acto de entrega»
Por: Juan Vera Sobreviviente del Ara General Belgrano atacado por un submarino Inglés fuera del área de conflicto – ¡¡Fuera Ingleses de Nuestra Provincia.!!
El embajador argentino José María Ruda redactó un informe conocido como «el alegato Ruda». Este informe fue la base de la Resolución AGNU 2065(XX), presentada en 1965 durante el gobierno del Dr. Illia. Sin embargo, en dicho alegato faltó un dato fundamental que hoy creemos necesario para poner fin a la opresiva invasión de un estado soberano, sometido por la fuerza del engaño y la astucia más deshonrosa que el mundo haya presenciado.
Este dato crucial al que nos referimos es el descubrimiento y cartografía de las islas Malvinas, conocidas como Sansón o de los gigantes, el 28 de julio de 1520. Desafortunadamente, esta información y la carta que ilustraba dicho descubrimiento desaparecieron hasta junio de 1982, cuando el documento fue encontrado en una biblioteca-museo en Francia.
Si esta información irrefutable hubiera estado en manos del embajador, seguramente la historia habría sido diferente. A la luz de esta información y las definiciones claras establecidas en la Carta de las Naciones Unidas y la Resolución AGNU 1514(XV) de 1960, la llamada «disputa de soberanía», tal como se expresa en la Resolución 2065, jamás podría haber sido aceptada.
Si se hubiera tenido este documento histórico de 1520, sin lugar a dudas se habría redactado una condena al Reino Unido, exigiendo la RESTITUCIÓN DE LA INTEGRIDAD TERRITORIAL a nuestro país. Esta condición es una condición sine qua non para la verdadera libertad de los pueblos. No puede haber un pueblo libre si no disfruta de la libertad política, la independencia económica y la integridad territorial.
La importancia de esta condición es tal que tres de las siete cláusulas que componen la Resolución 1514 hacen referencia expresa a la integridad territorial. Esta trampa de la disputa es tan sutil y se ajusta tan bien a las circunstancias que incluso hasta el día de hoy, nuestro personal diplomático no ha logrado liberarse de ella. Sin embargo, hubo alguien que se dio cuenta y reaccionó: el entonces canciller Costa Méndez, quien promovió una Ley Nacional que amplió el mar territorial argentino a 200 millas marinas, rodeando así las Malvinas con aguas argentinas e impidiendo la expansión del invasor pirata.
A pesar de todo, esta ley aún está vigente ya que no ha sido derogada. Llevamos 58 años con esta disputa de soberanía y el resultado ha sido -10. El pirata nunca ha accedido a discutir en el marco de la Resolución 2065, por supuesto, pero ha habido negociaciones que, casualmente, siempre han sido favorables al invasor.
Algunos podrían preguntar: ¿para qué nos sirvió la ley de Costa Méndez?
«Existen dos datos importantes que debemos considerar:
En febrero de 1976, el destructor STORNI llevó a cabo un bombardeo contra la misión Shackleton por orden del gobierno democrático de Isabel Perón. Esta acción se llevó a cabo debido a la intervención militar que buscaba expulsar al embajador inglés. Aunque estas acciones no pueden ser cuestionadas en el marco de la Convención de Ginebra, ya que el uso de armas está prohibido por dicha convención, en ambos casos se consideraron como legítima defensa, ya que Argentina se encontraba siendo invadida por una potencia extrarregional.
En relación a la defensa del chatarrero Davidoff, esta situación culminó en la guerra de Malvinas en 1982. Ninguna de estas acciones pudo ser cuestionada en el marco de la Convención de Ginebra, ya que el uso de armas estaba prohibido por ella. Sin embargo, ambas acciones se consideraron como legítima defensa, ya que éramos un país invadido por una potencia extrarregional.
En base a esto, tenemos el derecho de reclamar las Islas Malvinas debido a nuestra herencia española y tenemos la voluntad de resolver el conflicto. Sin embargo, para lograrlo, es necesario tener coherencia, una política de estado y una conciencia plena de que el derecho nos asiste.
Es lamentable que Ruda no esté presente en este momento. Pero también podemos reflexionar sobre las últimas informaciones disponibles y más de 40 resoluciones que reconocen nuestra voluntad de resolver el conflicto de acuerdo con los principios establecidos en esas resoluciones, las cuales el Reino Unido desconoce. Una de estas resoluciones, que se emitió poco después de la guerra, buscaba detener la acción diplomática británica y afirmaba que, dado que Argentina había salido victoriosa, no tenía por qué devolver nada. Frente a esta actitud, el mundo resolvió con prudencia y de acuerdo con el derecho establecido en la convención, declarando que el estatus quo de las Malvinas no había cambiado desde 1965 y, por lo tanto, instaba a las partes a sentarse a negociar.
A pesar de tener todo el derecho a reclamar, Argentina optó por seguir intentando el diálogo, a sabiendas de que el Reino Unido no lo hará, ya que considera que no tiene derechos y seguirá en esta postura indefinidamente. Mientras tanto, el Reino Unido continúa con la expansión de su ocupación, pasando de los anteriores 11 mil km2 a través de negociaciones dudosas llevadas a cabo a espaldas de todos. Además, lograron la ampliación de sus pretensiones y obtuvieron 1,6 millones de km2 más para ocupar con los Acuerdos de Madrid. Luego, a través de la acción argentina de ampliar su plataforma continental en 1,4 millones de km2 (el estudio de copla abarcaba 1,7 millones de km2) y el avance sobre sus pretensiones de poseer la Antártida. Todo esto fue posible debido a una diplomacia y política erráticas, sin fundamentos claros sobre el porqué y el propósito, lo cual nos lleva a la necesidad de tener una política de estado.
El tema del radar es solo una muestra más de una serie de problemas, como la energía, el petróleo, el gas, la pesca y las privatizaciones, que han dejado al país sin potencial, quedándonos solo con la primarización de la economía como opción de desarrollo. Lo más preocupante es que no tenemos un horizonte claro hacia dónde nos dirigimos.
Es fundamental crear una política de estado que establezca un orden. Sin esto, solo nos queda aferrarnos a medidas desesperadas que nos sumergen aún más en la pobreza, la indigencia y la falta de destino soberano.
Discutir sobre el radar y no debatir sobre la situación de las Islas Malvinas en 2065 es una pérdida de tiempo. ¿Quién se beneficia de esto? Inglaterra.
Discutir sobre la pesca ilegal en nuestros mares y no debatir sobre los Acuerdos de Madrid es una pérdida de tiempo. ¿Quién se beneficia de esto? Inglaterra.
Hablar de soberanía y no discutir la integridad territorial es una pérdida de tiempo. ¿Quién se beneficia de esto? Inglaterra.
Aceptar leyes que consolidan los avances de Inglaterra en nuestro país sin discutir su rechazo o derogación es una pérdida de tiempo. ¿Quién se beneficia de esto? Inglaterra.
Entonces, dejemos de discutir y hagamos lo que debemos hacer! : sacar a los ingleses de Argentina, sacar a los ingleses de nuestra provincia.»
¡¡Fuera Ingleses de Nuestra Provincia.!!
VGM Juan Vera fue miembro de la Armada Argentina y en el año 1982, participó de la Guerra de Malvinas, a bordo del Crucero A.R.A “General Belgrano”.