GAS & PETROLEO
Preocupa la caída de la producción de gas en Bolivia y temen perder mercado.
Álvaro Ríos Roca, ex ministro de Hidrocarburos del vecino país y socio director de Gas Energy Latin America, explicó la situación de la industria boliviana.
El anuncio del inicio de la construcción de la primera etapa del gasoducto Néstor Kirchner y del Sistema de Gasoductos Transport.Ar Producción Nacional abre la puerta a nuevas expectativas de crecimiento en Argentina y brinda un horizonte de posibilidades a las exportaciones de gas provenientes de Vaca Muerta.
Desde la Secretaría de Energía afirman que el proceso de licitación para comenzar con la edificación de la megaobra comenzará en las próximas semanas y estiman que al finalizar, el proyecto permitirá alcanzar un incremento en la capacidad de transporte de 24 millones de metros cúbicos diarios, generar un ahorro de divisas de 1.465 millones de dólares anuales y un ahorro fiscal de 1.060 millones por sustitución de importaciones de GNL y gas oil.
Además, a través de la construcción del tan esperado gasoducto, el Gobierno busca compensar la caída en los niveles de producción correspondientes a las exportaciones de gas natural de Bolivia y convertir a la Argentina en un proveedor clave para toda la región.
Los envíos de Bolivia
A fines del año pasado, la empresa estatal Integración Energética Argentina (Ieasa) y la compañía boliviana Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) firmaron una quinta adenda al convenio de venta de gas natural realizado en 2006 entre los expresidentes Néstor Kirchner y Evo Morales, donde se acordaron envíos de hasta 14 millones de metros cúbicos diarios durante los meses de invierno de 2021 y un piso de alrededor de 10 millones para el resto del año. Sin embargo, el declino de la producción de gas del país vecino dificultó el cumplimento de los compromisos asumidos en el contrato de importación que el país mantiene con la Argentina.
En diálogo con +e, Álvaro Ríos Roca, ex ministro de Hidrocarburos de Bolivia y socio director de la consultora Gas Energy Latín América, aseguró que la nación “vivió una muy buena bonanza de gas natural, con reservas descubiertas hace 25 años atrás”, entre las que mencionó al megacampo San Alberto, localizado en la ciudad de Tarija, al bloque San Antonio, del campo Sábalo, y al Campo Incahuasi.
“Gracias a estos mega campos es que hemos podido exportar gas a Brasil por 21 años y también pudimos concretar el contrato de importación con Argentina, que actualmente no está pudiendo ser cumplido debido a la declinante producción boliviana”, explicó el especialista.
En este sentido, Ríos Roca se refirió a la caída de la actividad gasífera en su país y afirmó que las reservas del recurso no se han repuesto debido a una muy escasa exploración. “La producción de gas ha caído de 61 millones de metros cúbicos por día en 2014, a un total de 42 millones de m3/d en este 2021”, informó.
El exfuncionario detalló que Bolivia “está declinando a un ritmo de entre 3 y 3.5% anual” y agregó: “El mercado interno ha crecido bastante, con 15 millones de metros cúbicos de gas por día, y además, se suma el último contrato que YPFB tiene con Petrobras por 20 millones de m3/d de entrega de deliver or pay”.
“Si hacemos el balance del 2021, tenemos la demanda del mercado interno, la demanda de Brasil y nos restan 7 millones de m3/d para entregar al mercado de Argentina. El próximo año, si le sumamos la declinación del 3%, van a quedar 6 o 5 millones de metros cúbicos para enviar”, advirtió.
Una oportunidad para Argentina
Frente a este escenario, la construcción del gasoducto Néstor Kirchner se posiciona como una gran oportunidad para Vaca Muerta. En una entrevista brindada a Ámbito, el secretario de Energía de la Nación, Darío Martínez, afirmó que, mediante la concreción de la obra, “estamos muy cerca de poder exportar gas a la región, sobre todo a Uruguay, Chile y Brasil, y reemplazar a Bolivia como proveedor de gas”.
El titular del organismo explicó que la primera etapa del proyecto incluye las obras de construcción del tramo entre Tratayen (Neuquén) y Salliqueló (Buenos Aires); la edificación del caño entre las localidades bonaerenses de Mercedes y Cardales; la ampliación del gasoducto NEUBA II (Ordoqui); la construcción de los tramos finales de AMBA Sur y Norte; la reversión del Gasoducto Norte etapas I y II, y la ampliación del Gasoducto Centro Oeste.
Respecto a los anuncios, Ríos Roca indicó: “Estas obras van a ser altamente positivas no solamente para Argentina, sino también para Bolivia, para utilizarlas como un país de tránsito mientras se recupera el ciclo exploratorio, y también para suministrar gas a Brasil que está comprando gas muy caro e importando GNL”.
“El problema no está en la geología, el problema está en el diseño de la política energética”, concluyó.
El problema del declino
“Las cuentas no cierran para explorar”, sostuvo Ríos Roca al ser consultado por la actualidad del sector hidrocarburífero en Bolivia.
Según detalló, la nación vecina tiene un mercado interno muy subsidiado y cuenta, a su vez, con un elevado sistema impositivo. “Esa ecuación no detona en ninguna exploración posible”, agregó.
“Por los próximos 30 años, el mundo va a seguir utilizando combustibles fósiles, nos guste o nos guste. En nuestro país, estamos importando cerca del 71% del diésel y cerca del 35% de la gasolina, este número va a seguir en incremento. Hay gas bajo la tierra, pero si Bolivia no hace nada y no hace un marco jurídico atractivo para el nuevo ciclo exploratorio, terminará importando todos sus combustibles al 2030”, explicó el directivo de Gas Energy Latín América en comunicación con este medio.