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REGULACIÓN & CONTROL

El FMI consigue sus objetivos en la argentina en materia de subsidios a la energía.

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En el primer cuatrimestre acumulan una baja del 25% en términos reales. Aun con la quita de subsidios y los aumentos acordados con el FMI, el peso de las tarifas sobre los salarios sigue por debajo de 2019. También podría revertirse la tendencia en la balanza comercial energética, algo que no ocurre desde 2010.

En línea con lo acordado con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Gobierno avanzó con la quita de subsidios prevista en la segmentación. En el primer cuatrimestre, los subsidios energéticos cayeron 25% en términos reales, incluso a pesar de que hubo un aumento en el consumo de energía eléctrica y aunque la tarifa de gas siga por debajo de 2019. Las consultoras que siguen de cerca el sector estiman que en 2023 podrían revertirse dos tendencias: una caída en los subsidios por primera vez desde 2019 y una balanza energética positiva por primera vez desde 2010.

Los principales subsidios económicos a servicios como el agua, energía y transporte tuvieron en el acumulado del primer cuatrimestre un crecimiento de 64,3% interanual respecto de igual periodo del año anterior, que en términos reales implica una reducción del 19,8% interanual. Desglosado por sector, en agua la caída interanual fue de 26,9% y en energía de 25%. Solo se registró un aumento real en transporte, del 1,9%.

Así se desprende del reporte que realiza el Observatorio de tarifas y subsidios del Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP UBA-CONICET).

Específicamente en el rubro energía, los subsidios acumulados en el primer cuatrimestre ocuparon el 75% del total: fueron de $637.192 millones, una caída del 25% en términos reales. Se explica por las menores erogaciones a Cammesa (-54,6%) y ningún gasto destinado al plan gas I, II, II, al fondo fiduciario para el consumo de gas y a la resolución 46. Donde se registraron importantes aumentos de subsidios en términos reales fue en el plan gas ar (+204,7%) y en la ex Enarsa (+260,5%). A la estatal IEASA se le transfirieron en el primer cuatrimestre $282.517 millones, por el adelantamiento de las compras de GNL por los precios internacionales.

Las proyecciones de subsidios energéticos para todo 2023 podrían marcar un cambio de tendencia. Según Economía y Energía, la consultora del economista Nicolás Arceo, en caso de que continúe la tendencia decreciente, la caída de los subsidios en términos reales se dará “por primera vez desde la década pasada”. Si bien producto de la elevada inflación la reducción no será significativa, mostrará un cambio de tendencia, junto con la vuelta del superávit de la balanza energética, “con un impacto a nivel macroeconómico para los próximos años”.

La explicación de la baja de los subsidios proyectada para 2023 se da debido a la baja en los precios internacionales, luego de valores históricos de 2022 producto de la guerra en Ucrania, por el avance finalmente de la demorada segmentación tarifaria y por la expectativa de que esté vigente el gasoducto Néstor Kirchner, para aumentar el abastecimiento energético a precios competitivos desde Vaca Muerta, que implicará menores importaciones, baja de costos y de subsidios.

Con el avance de la segmentación tarifaria y la quita de subsidios, en mayo los hogares de altos ingresos habrán tenido aumentos en su tarifa de luz de 540%, en parte por la quita de subsidios y en parte por el incremento de la distribución, según estimó el economista Julián Rojo, miembro del Instituto Argentino de la Energía General Mosconi. En tanto, en los hogares de ingresos medios y bajos (nivel 3 y 2, respectivamente), las tarifas estarán al menos 35% por debajo del promedio de 2020, según Economía y Energía.

Distinto es el caso del gas. Pese a los aumentos autorizados por el Enargas, la tarifa promedio del servicio en el AMBA para un usuario R1 de altos ingresos se redujo en términos reales desde diciembre de 2019, una condición que también se cumple para el resto de las categorías de usuarios, según el trabajo del IIEP de la UBA. Aun con las subas de mayo, y sin nuevos incrementos a la vista, esperan que la factura final se reduzca en términos reales hacia fin de año.

En la relación tarifas-salarios, el peso máximo se alcanzó en mayo de 2019, con una carga del 4,8% sobre el salario promedio registrado. Hoy, la factura media del AMBA para los usuarios de altos ingresos representa un peso 3,1%, mientras para las familias de bajos ingresos, cae al 1,3%, y para las de ingresos medios, al 1,6%.

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